Chapter Thirty two (Pixie)
Fue pasando el tiempo y las cosas fueron volviendo a la normalidad. Iba al trabajo, volvía, salía de compras… me gustaba esta vida sin sobresaltos. Con los niños en el internado, casi el timpo iba dedicado a Joel y Aliena, que crecía asombrosamente.
Pase una temporada con una vida corriente y Joel y Aliena eran los únicos con los que estaba.
Pero esta situación no podía seguir mucho tiempo así, sabía que con la gente que vivía no pasaban cosas que la gente considera normales.
Una mañana, después de trabajar, iba (como hacía siempre) a un bar a tomarme algo con las del trabajo que siempre salían antes que yo, por eso quedabamos en un mismo sitio y me reencontraba con ellas. Pues eso, que iba sola hacía el bar cuando alguien por atrás gritó mi nombre. Me volví y vi que era un chico, no digo la edad porque calculo mal, pero no creo que tuviese mucha más edad que yo.
No le conocía (por lo menos no me acordaba) y el lo debío ver en mi cara asique se presentó. Se llamaba Mark, y era el cantante de Sugar Ray. Vamos que de fijo que era amigo de Joel…
¡Por Dios! Seré tonta… ¿Cómo no acordarm de un tio que está tan bueno? Debo de estar medio tonta… Eso es lo que pensé cuando se presentó.
Estuvimos algo así como diez minutos hablando y luego me disculpé diciéndole que había quedado y que ya llegaba tarde. Ya me conoceis asique no os estrañará que os diga que cuando iba a cruzar la calle, me volví para verle el culo… ja ja ja. ¡Qué! ¡El chico no lo tenía mal! Pensaréis que estoy fatal…
El caso es que cuando llegué a casa fui a investigar sobre el tal Mark este, y la forma más fácil fue llamar a la tata (por supuesto no le conté nada, que luego me echa en cara que soy madre).
Fue pasando el tiempo, y al poco de ese encuentro empezaron a llegarme mensajes al móvil. Era Mark. Al principio me preguntaba que qué tal el día, qué había hecho, cómo estaba. Yo le contestaba y le preguntaba lo mismo. Luego ya fue cambiando un poco la cosa y ya se atrevía a ponerme piropos y decirme que un día teníamos que quedar, que le había parecido una chica muy simpática…
Claro, esto ocurrió en varias semanas por lo que casi ni me percaté como evolucionaba todo. Yo seguía con mi vida pero siempre tenía el impulso adolescentee de mirar el móvil al salir del trabajo y ver el mensaje que me había mandado Mark ese día… El problema era que ya no era adolescente y tampoco era la chica loca de 20 años.
Total, que intentaba retrasar siempre el día de quedar diciéndole que otro día, que hoy no podía, que estaba muy liada…
Para no pensar mucho en él, llamaba a la tata y de vez en cuando la preguntaba por Mark, siempre intentando que no se diera cuenta que pasaba algo con él. Se lo iba a contar pero tampoco había pasado nada de suma importancia…
El problema llegó cuando Mark no pudo esperar a que yo quisiera quedar…
Llamó a la tata y nos invitó a los cuatro a una fiesta en su casa. El problema es que yo de eso no me enteré de nada y menos de lo que hablaron por teléfono los dos.
Pase una temporada con una vida corriente y Joel y Aliena eran los únicos con los que estaba.
Pero esta situación no podía seguir mucho tiempo así, sabía que con la gente que vivía no pasaban cosas que la gente considera normales.
Una mañana, después de trabajar, iba (como hacía siempre) a un bar a tomarme algo con las del trabajo que siempre salían antes que yo, por eso quedabamos en un mismo sitio y me reencontraba con ellas. Pues eso, que iba sola hacía el bar cuando alguien por atrás gritó mi nombre. Me volví y vi que era un chico, no digo la edad porque calculo mal, pero no creo que tuviese mucha más edad que yo.
No le conocía (por lo menos no me acordaba) y el lo debío ver en mi cara asique se presentó. Se llamaba Mark, y era el cantante de Sugar Ray. Vamos que de fijo que era amigo de Joel…
¡Por Dios! Seré tonta… ¿Cómo no acordarm de un tio que está tan bueno? Debo de estar medio tonta… Eso es lo que pensé cuando se presentó.
Estuvimos algo así como diez minutos hablando y luego me disculpé diciéndole que había quedado y que ya llegaba tarde. Ya me conoceis asique no os estrañará que os diga que cuando iba a cruzar la calle, me volví para verle el culo… ja ja ja. ¡Qué! ¡El chico no lo tenía mal! Pensaréis que estoy fatal…
El caso es que cuando llegué a casa fui a investigar sobre el tal Mark este, y la forma más fácil fue llamar a la tata (por supuesto no le conté nada, que luego me echa en cara que soy madre).
Fue pasando el tiempo, y al poco de ese encuentro empezaron a llegarme mensajes al móvil. Era Mark. Al principio me preguntaba que qué tal el día, qué había hecho, cómo estaba. Yo le contestaba y le preguntaba lo mismo. Luego ya fue cambiando un poco la cosa y ya se atrevía a ponerme piropos y decirme que un día teníamos que quedar, que le había parecido una chica muy simpática…
Claro, esto ocurrió en varias semanas por lo que casi ni me percaté como evolucionaba todo. Yo seguía con mi vida pero siempre tenía el impulso adolescentee de mirar el móvil al salir del trabajo y ver el mensaje que me había mandado Mark ese día… El problema era que ya no era adolescente y tampoco era la chica loca de 20 años.
Total, que intentaba retrasar siempre el día de quedar diciéndole que otro día, que hoy no podía, que estaba muy liada…
Para no pensar mucho en él, llamaba a la tata y de vez en cuando la preguntaba por Mark, siempre intentando que no se diera cuenta que pasaba algo con él. Se lo iba a contar pero tampoco había pasado nada de suma importancia…
El problema llegó cuando Mark no pudo esperar a que yo quisiera quedar…
Llamó a la tata y nos invitó a los cuatro a una fiesta en su casa. El problema es que yo de eso no me enteré de nada y menos de lo que hablaron por teléfono los dos.
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