miércoles, mayo 24, 2006

Chapter Thirty eight (Pixie)

Cuando entré fue como que me hubiesen tirado un cubo de agua helada. Si estaba de mala leche, esto produjo en mi algo aún peor. Lo primero que pensé es que ya podían correr los que estaban allí…
Cuando la tata me habló, yo comencé mi actuación… siempre que estaba Hilary actuaba, pero esta vez sería distinto.
Saludé a la tata con una alegría nunca vista en mí (me dije que haría una actuación perfecta) y la di un beso. Muchas veces la daba besos, pero esta vez lo hacía para que Hilary tuviera envidia. Jamás tendría una amiga como la tata.
Había tensión en la sala y casi nadie hablaba. Me sentía observada. Fui donde estaba Joel, esa zorra no me lo iba a quitar.
[Diana] ¡¡¡Hola Hill!!! –Con una senrisa espectacular, si la gente que lo veía no me conociera, pensaría que eramos muy amigas– Vaya, me he debido de equivocar de lugar… Pensé que aquí no contrataban damas de compañía a tan bajo coste…
La gente se estaba quedando a cuadros. Normalmente cuando estaba ella, la saludaba y me callaba para evitar lios. Seguí hablando:
[Diana] ¡En fin! Nena, quítate de mi vista ahora mismo si no quieres quedarte sin pelo. –Luego, me acerqué al oido y hablé bajo, para que me oyeran sólo los de mi alrededor– ¡Ah! Por cierto, ese tio armario tuyo no de nada de miedo, más bien risa. Yo que tu le jubilaba ya… –La pillé tan desprevenida que no pudo articular palabra– ¿No me has oido? Hombre… quizá no te llegue lo que tienes en tu cabecita que no es pelo pero creo que he hablado claro.
Seguía tan pillada y miré tan raro a su hermana que fue la hermana quien decidió sacarla de allí. Joel tenía la boca abierta.
Yo seguí, esta vez hacía todos ya que Hilary había comenzado a llorar cuando salía, y ahora todos miraban haber lo que iba a hacer.
[Diana] Bueno, yo creo que no soy tan guapa para que me miréis así. Ya que estais… no sé, tan calladitos, podríais echar una mano en una habitación que esta cerquita de aquí, hay dos tios pegándose. –Hice un cambio espectacular, hace un momento tenía un sonrisa radiante y esto último lo dije con muy mala hostia… Había terminado mi actuación, ahora conocerían a una Diana con muy mala leche–